“En promedio, entre ocho y diez días, experimentamos un descanso profundo que genera cambios significativos en el bienestar. A veces, no podemos viajar, pero lo importante es realizar actividades que realmente nos desconecten. Es vital que cada uno aprenda cómo lograr esa desconexión.”
“A menudo, las personas no tienen problemas realmente graves, pero se generan muchas preocupaciones en el día a día. La queja constante empeora la situación, ya que impide que la persona se relaje”
“Uno baja la espuma al ver problemas de mayor complejidad. Es importante discernir si estamos ante un problema real, un pensamiento recurrente, una situación que aún no ha ocurrido o algo del pasado que seguimos reproduciendo. Las emociones predominantes suelen ser enojo, miedo y frustración, lo que dificulta disfrutar del momento.”
“La salud del entorno es fundamental. Si estás de vacaciones con otras personas, hay que entender que al hacer un gran escándalo por algo que no es objetivamente real, terminas afectando la salud mental de todos. No solo no resuelves tu problema, sino que también generas una vibra negativa.”
“Un buen consejo sería practicar el disfrute, ser objetivo, hacer una lista de lo que te molesta y prepararte mejor para esas situaciones. Es importante llegar a acuerdos con la persona con la que estás. La conciencia es clave.”